El estrés, en su uso cotidiano, es un estado de activación tanto física como psicológica que puede ser provocado por muy diversos factores. El ruido, contrariedades cotidianas, disputas sociales, alta demanda personal o laboral, son posibles estresores. Independientemente del estresor que lo cause, el estrés provoca, a nivel físico, tensión muscular, cambios en la frecuencia cardíaca, en la presión sanguínea, en el ritmo de la respiración (respiración acelerada), dificultad para dormir o descansar y cambios en el apetito. A nivel psicológico, más conocido como carga mental, produce sensaciones de «estar siempre con algo en la cabeza», bloqueos, mareos, percepción constante de «no llegar» y acumulación de cosas por hacer.